miércoles, 14 de marzo de 2012

Amatista

El era un humilde empleado de correos. Su mayor orgullo era haber empezado desde abajo y en el más modesto de los cargos; mensajero.
En 65 años de trabajo había logrado ascender pero nunca tan alto; es que a él no le interesaba el poder. Dije que era humilde. Aunque con una dignidad que sólo algunos privilegiados suelen tener.
Ella era modista. No se había recibido nunca pero de tanto ayudar en las simples tareas a la mejor costurera del pueblo había adquirido práctica que luego le favoreció para contribuir con ese ingreso a la manutención de la familia.
Se habían conocido justamente gracias a estas actividades. El entregaba correspondencia a la mayor profesional del vestido y en su tarea de aprendiz ella era la encargada de recibir las parcelas.
Pareciera que esa primera entrega por parte del mensajero y el recibir por parte de ella hubiera signado la relación. Rectos como eran jamás tuvieron dudas de que estarían juntos para siempre.
Luego de un tiempo prudencial de noviazgo; el que en aquellos años era necesario guardar para salvaguardar comentarios dudosos que pudieran empañar el respeto hacia la dama, se casaron. Y efectivamente nunca más se separaron. Ni por un trámite, ni por un viaje  ni por una internación; si uno era el enfermo el doctor del pueblo conociéndolos daba autorización a la permanencia del otro en la clínica. Todo el pueblo los respetaba acostumbrados a verlos pasar siempre del brazo, inseparables...
No ejercían poderes ni intentaban sobrepasar a nadie. Siempre entre ellos el mejor de los tratos. Luego venían los demás. Hasta de sus hijos lograron salvar esa intimidad de casal, sin por ello desmerecer atención a los frutos de sus amores.
No tenían recuerdos de una pelea, discusión, disgustos pasajeros. Seguramente los hubo pero ninguno de los dos tenía esa clase de memoria.
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Cuando me contaron esa historia con numerosos detalles asombrosos de AMOR donde la Pasión y la Ilusión no formaron parte del juego tuve curiosidad por conocer más. El falleció a los 86 años tal cual había llegado: Dando. Dando a todos a manos llenas. Por eso ella guardaba de él sólo recuerdos dulces.
Noté en sus manos transparentes y pequeñas un hermoso anillo engarzado en oro con una bella piedra de color rosado. Al ver mi mirada posada en esa joya dijo
— Es una Rosa de Francia. Es bonita, no? — Y acariciándola pareció sumergirse en sus propios pensamientos.
— Al anillo me lo regaló él, que nada sabía de piedras; el que eligió simplemente por el color y nombre: Rosa de Francia—
Volviendo sus ojos hacia mí dijo; — Yo sí sabía algo de piedras... de haber leído nomás...y supe enseguida que Rosa de Francia es una amatista de color lila claro— Y  movió despaciosamente su mano como para hacer relumbrar la piedra.
— ...soy una convencida de que el destino personal siempre nos señala el camino de nuestras decisiones. Y a él lo había llevado a elegir esta gema. Adjudico a esta piedra el efecto calmante y tonificante que pudo ayudarnos a superar nuestros miedos y angustias a través de 60 años de matrimonio. Siendo como és la piedra del tercer ojo por excelencia, lo cual nos permite abrir, limpiar y dejar aflorar todo lo que llevamos dentro—
Y continuó en un monólogo que no me atreví a interrumpir; — La función primordial es la de convertir todo lo negativo en positivo y nos ayuda a ponernos en contacto con las energías más puras y elevadas—
Ella tenía la mirada fija en un punto y su voz se hacía cada vez más tenue e íntima.
— Luego de que cumpliéramos con la creación el sexo pasó a un plano secundario. Yo no tenía mucho interés y el supo comprenderme y dimos por terminado el asunto—
Levantó allí su mirada, la fijó en mí y con una vocecita entre divertida y cómplice agregó:
— Esta piedra, la amatista, tiene la particularidad de ser el símbolo de renuncia a los bienes terrenales y de castidad representando entre dos personas un vínculo inquebrantable... como fué el nuestro. Inmaculado e intachable.

Luego de escuchar esta historia atrevesé diez horas de insomnio antes de poder sentarme a escribir esta historia real de AMOR REAL!

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