Ya ves, no hicieron falta grandes maquinarias
que tiren
abajo
convirtiendo en polvo lo que un día fuera
la confianza plena.
Tampoco hicieron falta grandes atropellos
que a mi ser
horaden
más hondo y
profundo
para que todo tan fácil asole a su paso.
Ni siquiera cataclismos que azoten mi alma
y haya zozobra por fuera y por dentro
desvastando todo lo hasta aquí logrado.
Ni gritos abiertos llenando el espacio.
Tan sólo aquí adentro estallando estaba
el cristal
de
mi
alma
y las mariposas de ensueño
su vuelo aquietando.
Nada trágico hizo falta para que mi fe cayera
volteando los sueños, quitando esperanza.
Secando mis ojos; incendiando mi alma
y un dolor tan fuerte, tan hondo y tan sordo
que ni creerlo hoy puedo, que con un engaño
derrumbaras
tanto.
Si aquellos que dicen que el tiempo no es nada...
su razón la tienen.
En aquel instante
nuestros
siete
años
precipitándose;
¡ E S T A L L A R O N!
1993
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